Sílabas rítmicas: ¿Qué son y para qué sirven?

A lo largo de la historia se han inventado diversos sistemas para poder verbalizar ritmos y así ayudar a los que aprenden música a entender su aspecto rítmico; Edwin Gordon, en su libro Learning Sequences in Music, analiza los diferentes sistemas pedagógicos que han existido y los que siguen en uso actualmente. Como este es un tema muy extenso, en esta entrada me limitaré a explicar brevemente lo que son las sílabas rítmicas que propone Gordon, dejando para otra entrada un resumen de sus diferencias y ventajas frente a los otros métodos mayoritarios utilizados hoy en día.

Las sílabas rítmicas de la Music Learning Theory (MLT) de Gordon corresponden únicamente a las diferentes funciones rítmicas en sentido puramente auditivo, sin ninguna dependencia de la teoría asociada a los símbolos de la escritura musical. Permiten verbalizar ritmos complejos con total comprensión de sus funciones rítmicas sin necesidad de entender sus aspectos teóricos.

¿Cuáles son las funciones rítmicas?  

En la música percibimos, primero, un pulso principal que marca el tempo: cuanto más espaciado este pulso en el tiempo, más lento percibimos el tempo musical. Es el pulso que provoca el típico balanceo del cuerpo cuando escuchamos música. Gordon llama este pulso el “macropulso” (macrobeat). A este macropulso Gordon le asigna la sílaba “Du”.

Una música donde el macropulso se divide en dos “micropulsos” (microbeats) se define como de métrica binaria. Si el macropulso se divide en tres partes, la métrica es ternaria (apartándose de las definiciones teóricas basadas en la escritura). Gordon asigna sílabas diferentes para los micropulsos de métrica binaria y ternaria para evitar cualquier confusión entre las dos, manteniendo siempre la sílaba “du” para el macropulso en todas las métricas (que también pueden ser una combinación de binaria y ternaria). En cualquier métrica que percibimos como binaria (recordando que no se refiere a ningún compás escrito en concreto), las sílabas utilizadas son “du de”, “du” siendo el pulso principal y “de”, el segundo micropulso. En una métrica percibida como ternaria las sílabas son “du da di”, diferenciando así estos micropulsos de la métrica binaria pero manteniendo la sílaba “du” para indicar el macropulso.

A su vez, los micropulsos se pueden subdividir. Lo más común es que se dividan en dos, incluso en métrica ternaria. En este caso a la segunda división de cada micropulso se le asigna la sílaba “ta”, o sea, “du ta de ta” o “du ta da ta di ta“. (cuando esto no es el caso, como por ejemplo en los tresillos, Gordon asigna las sílabas “ba bi”, o sea, “du ba bi da ba bi di ba bi). Con estas pocas sílabas es suficiente para comprender otras funciones rítmicas, como por ejemplo el alargamiento del micropulso seguido de una división (normalmente escrito como una nota con puntillo), el alargamiento más allá del siguiente macropulso, con o sin divisiones (a veces escrito con una nota con puntillo, a veces con ligadura), los silencios, la síncopa y la anacrusa.

Es muy importante recalcar el punto expuesto al principio: que las sílabas rítmicas de Gordon no se corresponden con ningún símbolo rítmico en concreto, sino con lo que percibimos auditivamente. Cuando escuchamos música no oímos negras, blancas, corcheas y semicorcheas, sino los diferentes tipos de pulsos que establece la música. En cuanto a la métrica, no es posible distinguir auditivamente entre el compás 2/4 o 2/2, y en general ni siquiera acertamos si es 2/4 o 4/4 ni distinguimos 3/4 de 6/8. Todos estos conceptos están basados en la escritura musical y en la teoría y no son evidentes para el oído.

En cambio, si aprendemos auditivamente (siempre con base en el movimiento) las diferentes funciones rítmicas, tenemos la mejor base para posteriormente comprender la lógica de la escritura rítmica y también entender sus contradicciones (por ejemplo, porqué un mismo ritmo se puede escribir de diferentes maneras). En MLT, cuando los alumnos se acercan por primera vez a la lectura rítmica, aprenden a reconocer los patrones que Gordon llama “enrítmicos”, o sea, ritmos que se oyen igual pero se escriben de diferentes maneras. Así mismo aprenden que cuando el macropulso corresponde a una blanca, los micropulsos serán negras y las divisiones, corcheas; pero si el macropulso corresponde a una negra, los micropulsos serán corcheas y las divisiones, semicorcheas. Las relaciones entre los diferentes símbolos se aprenden fácilmente y no hay ninguna necesidad de esperar largo tiempo hasta poder introducir, por ejemplo, las semicorcheas. El empleo de las notas con puntillo – y la diferencia de sus funciones si la métrica es binaria o ternaria (una blanca con puntillo no se entiende igual en 4/4 que en 3/4) – también se aprende enseguida, sean blancas, negras o corcheas con puntillo.

¿Cómo se usan las sílabas rítmicas?

Las  sílabas rítmicas se emplean dentro de patrones rítmicos, sin cantar pero sí empleando inflexiones expresivas con la voz. Igual que las sílabas tonales, siempre se utilizan dentro de un contexto, en este caso de una métrica, la cual siempre se establece primero. Al usarlas, el movimiento corporal está siempre presente – luego, al tocar, este movimiento se interioriza.

Su fin no es solfear pasajes musicales rítmicamente (aunque, al contrario de las sílabas tonales – que no se utilizan para solfear a la manera tradicional porque implica combinarlas con patrones rítmicos – ocasionalmente puede hacerse con los ritmos, sin cantar las notas; Gordon insiste que durante el proceso de aprendizaje los patrones tonales se deben interpretar sin ritmo y los rítmicos, sin notas). El principal objetivo de usar las sílabas rítmicas es formar un “vocabulario rítmico” que los alumnos luego reconocen en las músicas que escuchan. Con la lectura rítmica, aprenden a asociar patrones familiares con su forma escrita, y luego reconocen estos patrones dentro de una partitura. Así mismo aprenden a “sentir por dentro” la métrica y a pensar los ritmos antes de interpretarlos – de esta manera su interpretación es siempre musical, nunca mecánica ni arrítmica.

Gordon reconoce que un profesor de música puede usar otras sílabas si lo desea, con la condición de que cada sílaba corresponda con un tipo de pulso o función rítmica y no con una figura escrita. Si no hay esta coherencia auditiva, las sílabas no servirán para desarrollar el elemento rítmico del oído musical. En otra entrada explicaré paso a paso cómo se trabajan patrones rítmicos con las silabas rítmicas.