La MLT en la enseñanza del piano – 1 (conceptos generales)

Abarcar la enseñanza del piano en un artículo es sin duda una tarea imposible, y además sería presuntuoso por mi parte pretender añadir algo nuevo al gran conocimiento que ya existe sobre el tema. Sin embargo, la aplicación de la Teoría del aprendizaje musical (MLT) en el terreno del instrumento es un campo relativamente nuevo, sobre todo en los países de habla hispana, y existen pocos materiales en castellano, sean métodos o libros, que nos puedan orientar a los profesores de piano. Este artículo, por lo tanto, pretende dar algo de orientación a los docentes que deseen aplicar la MLT con sus alumnos de piano, basándola en mi propia experiencia, en los valiosos consejos y enseñanzas tanto de Marilyn Lowe (1935-2022) – la autora del único método de piano existente en la actualidad basado en la MLT (Music Moves for Piano) – y en los consejos de mi profesor de piano Leonid Sintsev (1944-2008), quien abrió mi mundo no sólo a la técnica e interpretación rusa sino a una manera de enseñar que, según un compañero también alumno de él “podía convertir un ladrillo en un concertista”, por su saber sacar lo mejor de cada alumno. Así que, en memoria de estas dos personas excepcionales que ya no están con nosotros, ofrezco aquí de manera resumida lo que sé sobre cómo enseñar el piano basándose en la MLT.

Tiendo a organizar mentalmente mi enseñanza en tres etapas:

  1. La primera consiste en dos aspectos fundamentales: 1) poner las bases de la audiación tonal y rítmica y 2) establecer una buena base de técnica pianística y postura natural y relajada delante del piano a través de piezas con notas separadas tocadas con un dedo o incluso a veces con el puño, acostumbrando al alumno a utilizar el teclado en toda su extensión. A la vez se intenta estimular el goce musical y la creatividad a través de la improvisación (como en todas las etapas). En esta etapa inicial – que con los más pequeños se considera todavía enseñanza no formal – el trabajo de patrones se hace sin sílabas tonales y rítmicas (si se usan las sílabas rítmicas es de manera muy básica); en los dos casos se hace sin ninguna exigencia de “corrección” por parte del alumno. Se considera que el alumno está formando un vocabulario musical auditivo, no verbal. Las actividades de movimiento ocupan una parte importante de la clase (es importante notar que esta etapa la pasan tanto niños como adultos – sencillamente se adaptan los procedimientos a la edad del alumno).
  2. La segunda etapa ya se trabaja de manera formal la audiación, con actividades secuenciades de patrones tonales y rítmicas, ahora con asociación verbal de tónica y dominante en mayor y menor así como las distintas funciones rítmicas (macro-micropulso, divisiones, alargamientos…). En cuanto a la técnica pianística, se pasa gradualmente al uso de los 5 dedes con notas separadas, se introducen los ligados de dos y tres notas y también las notas dobles en 3as. De momento las dos manos tocan alternándose o si acaso las dos manos al unísono, eso sí, continuando con el hábito de tocar en toda la extensión del teclado. El aprendizaje de piezas ya requiere que el alumno utilice su audiación y no sólo la imitación para aprender las piezas. Se empiezan a hacer actividades de pre-lectura (aprendizaje de la grafía músical, observación de partituras…). El movimiento sigue ocupando un lugar importante en la clase.
  3. La tercera etapa trae la introducción de la lectura de patrones tonales y rítmicas y es cuando se dan los primeros pasos en la lectura de partituras sencillas (con comprensión musical, utlizando la audiación). La técnica pianística se consolida: gradualmente y según el alumno se introducen los acordes arpegiados, la articulación legato, el conocimiento y digitación de las escalas que empiezan con teclas blancas (sin exigir un trabajo técnico de escalas ligadas), y los acordes. Se hacen piezas que ya requieren mayor coordinación de las manos y se trabaja la diferenciación de ellas (staccato vs. ligado, forte vs. piano…). Como en las etapas anteriores, se sigue con las actividades secuenciadas de patrones y con la improvisación y creación de variaciones musicales sobre un tema. El movimiento se sigue usando para introducir auditivamente cualquier concepto nuevo.

A partir de estas tres etapas los alumnos empiezan a diferenciarse según sus preferencias musicales y sus habilidades y es una cuestión de seguir el aprendizaje en espiral hacia cada vez más complejidad musical y técnica.

Conceptos básicos

En esta primera entrada quiero resumir los conceptos básicos presentes en todas las etapas: en las sucesivas entradas trataré en detalle cada etapa por separado. Sea nivel principiante o avanzado, hay algunos conceptos que están siempre presentes, cambiando de forma o manera de presentación según cada alumno, su nivel de conocimiento, su habilidad, su personalidad y sus intereses. Estos son (sin orden de prioridad):

  • Todo concepto nuevo se debe experimentar primero auditivamente y con movimiento, sea un concepto musical (métrica, modo, función tonal…) o una nueva manera de tocar (articulación, tempo, dinámica…) asociándolo con una sensación de movimiento del cuerpo.
  • La técnica está el servicio de la expresión musical – se aprende una técnica como respuesta a una necesidad de expresar algo en concreto. O sea, la necesidad tiene que surgir primero (le toca al profesor hacer que surja).
  • Una buena postura corporal y un uso natural y relajado de brazos y manos es la garantía de una buena técnica y de ahí una expresión musical rica. Hay que ayudar al alumno a comprender esto y cuidarlo en todo momento.
  • Lo que está en la cabeza sale por los dedos: lo primero es tener el concepto bien claro en la mente (audiación) antes de tocar.  Los dedos son meros ejecutores de órdenes (¡cuantos alumnos culpan a sus dedos por los errores!).
  • Si los dedos o las manos no están ejecutando bien estas “órdenes” supuestamente bien dadas, hay que encontrar qué les está impidiendo hacerlo: técnica inadecuada, falta de coordinación, etc., y encontrar la mejor manera de solucionar el probema. Es trabajo del profesor descubrirlo, pero a la vez lo es enseñar al alumno a hacer lo mismo.
  • La improvisación es fundamental para comprobar el grado de asimilación de los conceptos, desde el primer día. Y la creatividad también lo es, para recordar al alumno que él o ella como ser humano tiene la capacidad de crear música, de la misma forma que todos sabemos hablar.
  • El alumno debe comprender en todo momento lo que está haciendo musicalmente – después de los primeros días hay que evitar la imitación sin comprensión (de hecho, desde el primer día se busca esta comprensión a nivel múy básico).
  • Desde el primer día, al tocar el alumno debe estar expresando algo (una sensación, un estado de ánimo, un movimiento, una imágen mental). Siempre debe “estar presente”, comunicando algo cuando toca – no simplemente ejecutando una serie de notas correctamente.Tocar notas sin una motivación detrás es como hablar sin pensar usando palabras sin sentido.
  • El ritmo es la base de una interpetación fluída – de hecho facilita la técnica y más adelante la lectura – y se consigue mediante el trabajo de movimiento de cuerpo entero.
  • Los patrones rítmicos y tonales son la base de la comprensión musical, y son el primer paso en el estudio de cualquier pieza, a todos los niveles. Una parte importante del trabajo diario debe ser la práctica con patrones tonales y rítmicos.
  • Comprender y expresarse requiere un vocabulario, y en la música esto lo da la escucha de una gran variedad de melodías en todos los modos y métricas, combinada con el movimiento.

Todo lo que aquí hace referencia a conceptos de la MLT (audiación, sílabas tonales y rítmicas, movimiento, secuenciación del aprendizaje) se trata en detalle en otras entradas de este blog – en algunos casos hay múltiples entradas sobre un tema. Será útil también leer el resumen de lo que es MLT así como los otros recursos recomendados en la página de recursos.

La clase de piano en sí va a variar, óbviamente, según el alumno y según el profesor: la MLT no es un método a seguir a ciegas. Habrá alumnos que harán MLT al completo desde el primer día, siguiendo casi al pie de la letra lo sugerido por Marilyn Lowe en Music Moves for Piano, empezando con Keyboard Games A y B y siguiendo con el libro 1, 2 y así sucesivamente. Habrá otros, probablemente un poco mayores, que harán Keyboard Games rápidamente como introducción y luego combinarán el libro 1 y los que siguen con otros recursos según el criterio del profesor (los Divertudios de Juan Cabeza, por ejemplo). Habrá algunos (posiblemente muchos) que ya han empezado piano con otro profesor y seguramente ya han empezado a leer música a la manera tradicional (sin comprender lo que tocan): aquí le toca al profesor de MLT diagnosticar las necesidades musicales y técnicas de cada alumno y decidir cómo proceder, ayudándole a adquirir nuevos hábitos pianísticos si hacen falta y presentando los conceptos de MLT como herramientas para una mayor comprensión y un enriquecimiento del conocimiento del alumno, evitando dar la impresión de ir hacia atrás en el aprendizaje.

Claro está que cada profesor tendrá sus propias ideas sobre cómo proceder. Repito, la MLT no es un método ni tan siquiera una metodología, ya que cada alumno nos va a exigir adaptarnos a él. En realidad es simplemente un modo nuevo de enfocar el aprendizaje musical (no tan nuevo, de hecho – fue más bien el modo de aprender música desde hace milenios hasta que cambió en el siglo XIX). En las siguientes entradas hablaré de lo que me ha resultado útil y efectivo en cada etapa, sin pretender que sea la única manera de proceder. Lo que sí es importante respetar es la secuencia de aprendizaje de Gordon, que es la base de la MLT.

En cuanto a la técnica pianística, a mi parecer consiste simplemente buscar la manera más eficiente, fisiológicamente hablando, de conseguir un sonido rico y variado en una interpretación fluída y expresiva. Eso sí, la técnica va unida al hábito que hay que crear, de cuidar cada nota como la creación musical que es, surgida de la necesidad de expresar una sensación específica. Por lo tanto para mí lo primero será, sea del nivel que sea el alumno, llevarle a ser consciente de tal o cual necesidad musical específica, sin lo cual no tendrá razón de ser la técnica en cuestión ni dará el resultado esperado lo que haga con sus brazos, manos o dedos. Así que, para conseguir esto, para mí lo primordial es en todos los niveles cuidar de que el alumno esté usando su cuerpo (desde los dedos hasta la columna vertebral e incluso hasta los pies) de manera natural, relajada y armoniosa, sin tensiones y movimientos antinaturales y, segundo, que conecte con las sensaciones físicas de sus emociones a través de actividades de movimiento, para después, sentado al piano, descubrir la mejor manera de reproducir esas sensaciones en las notas que toca. Después tiene que estar atento al “producto”, o sea, que escuche con oído crítico las notas que ha creado, controlando si ha conseguido el efecto deseado. Esto puede hacerse desde el primer día, desde tocar “notas saltarinas” o “notas fantasmagóricas”, pasando por crear tristeza con ligados de dos notas, hasta las interpretaciones más sutiles de los niveles más avanzados. Por suerte, en cuanto a la introducción de las técnicas básicas, los primeros pasos del método de Marilyn Lowe coinciden en su mayor parte con el orden que normalmente sigo, y las piezas favorecen la utilización de estas habilidades de manera expresiva (habitualmente complemento las piezas del libro con otras seleccionadas para fines específicos).

Resumiendo, al aplicar la MLT en mis clases de piano intento tener presentes los conceptos básicos mencionados, tanto referente a la MLT como a la enseñanza de las habilidades pianísticas, y organizo mis ideas en torno a las tres etapas descritas, adaptándome siempre a “lo que venga”, lo que da como resultado unas clases muy variadas ya que lo que funciona con un alumno no siempre va a funcionar con otro. Lo importante para mí es que cada alumno sienta que está recibiendo de la clase lo que está buscando – y procuro conseguir que esté de acuerdo conmigo en lo que es más importante buscar. Hay veces que esto no es posible – si un alumno busca una enseñanza tradicional basada en la lectura de notas sin comprensión musical y no le convence otra cosa, no hay que insistir. Si por circunstancias laborales estamos obligados a enseñarle, se hace, y puede que poco a poco le podemos ir “colando” algunos conceptos presentándolos como herramientas útiles: por poco que le podamos enseñar, le va a servir.

Un punto que quiero dejar claro para acabar esta entrada, es que, aunque pongo como ejemplo a seguir el método de Marilyn Lowe y explique los procedimientos que uso yo, cualquier profesor puede estructurar sus clases usando los materiales que encuentre más útiles para él. No es más que entender los conceptos más importantes de la MLT y adaptar su enseñanza a ellos. En las siguientes entradas hablaré de lo que me viene funcionando bien con mis alumnos en las tres etapas descritas más arriba: a partir de aquí le toca a cada profesor encontrar su propio camino.