Las sílabas tonales funcionan perfectamente cuando los patrones tonales se mantienen dentro del marco de las siete notas tradicionales. Pero surge la pregunta: ¿Qué hacemos cuando aparecen alteraciones?
En este caso, tanto en el sistema de Do movible como con las sílabas tonales alternativas, se hace un cambio en la vocal de la sílaba cuando se sube o se baja un semitono. En el sistema del Do movible, al subir un semitono el primer grado del mayor “Do”, ésta se convierte en “Di”; el quinto grado del mayor “So” se convierte en “Si”. De la misma manera, al bajar un semitono “Re”, el segundo grado de la escala mayor, este se convierte en “Ru”, etc. La sílabas tonales alternativas funcionan de manera parecida, como explico con detalle más abajo.
Las sílabas cromáticas únicamente son necesarias cuando la nota en cuestión no es indicativa de una modulación, ya que en este caso se pasa a usar la sílaba correspondiente de la nueva tonalidad o modo, haciendo patente de esta manera la modulación. No se utilizan para indicar los sostenidos y bemoles incluidos en una tonalidad, ya que estos quedan expresados por las sílabas tonales habituales.
Aquí hay algunos ejemplos de casos donde se podrían utilizar sílabas cromáticas:
- en patrones tonales basados en acordes aumentados o disminuidos
- en patrones que contienen notas de paso cromáticas
- patrones basados en la escala de tonos
- patrones basados en escalas como la de “blues” que no siempre siguen el orden tradicional de las siete notas
Como el objetivo de las sílabas tonales no es llegar a solfear piezas enteras sino aprender a reconocer las funciones tonales básicas dentro de una pieza e identificar posibles modulaciones, las sílabas cromáticas están allí por si acaso las necesitamos para comprender musicalmente un patrón, pero no suele ser necesario trabajarlas de manera sistemática; normalmente es suficiente con que el alumno las conozca y sepa como usarlas en caso de necesidad.
Para las personas que se encuentran incómodas con el sistema de Do movible, funcionan bien las sílabas tonales alternativas que explico en este blog. Las sílabas cromáticas correspondientes a estas sílabas son las siguientes:
Sílabas tonales (diatónicas y cromáticas)
Sílabas diatónicas: to ke ni sa lo na ti
Cromáticas (sostenidos): te ki — se le ne —
Cromáticas (bemoles): — ku no — lu nu tu
Las sílabas que no aparecen (–) se corresponden con las notas que, al alterarlas, pasan a la siguiente nota de la escala por estar a la distancia de un semitono (en el sistema de Do movible tampoco existen sílabas para estos casos). Se considera que en este caso no hace falta una sílaba cromática diferente de la nota ya existente; comprender la diferencia entre una y otra requiere un nivel de conocimiento teórico que no se puede pedir a un alumno de corta edad. Además, la complicación de encontrar suficientes sílabas viables es mucho mayor que la necesidad de ellas. Evidentemente, esto no impide que en un caso dado se puedan inventar si la ocasión lo requiere.
Me ha sido imposible evitar las pequeñas inconsistencias en los cambios (me refiero al cambio ke-ki cuando el resto de los sostenidos cambian a la /e/, y el cambio ni-no cuando el resto de los bemoles cambia a /u/); son inevitables si se quiere cumplir con los requisitos que explico en mi entrada sobre las sílabas tonales alternativas, y he encontrado que los alumnos las aceptan sin problemas. Se pueden utilizar las sílabas que sean más cómodas para uno – no tienen porqué ser estas. Lo que sí creo necesario es que cumplan con los requisitos de no entrar en conflicto con otras sílabas tonales o rítmicas, no crear significados indeseables al combinarlas, ser fáciles de recordar, ser cómodas de pronunciar en el idioma en que se van a usar y que tengan el máximo de fluidez posible.
Aunque se usen poco porque, por definición, las alteraciones no forman parte de los patrones tonales, estas sílabas son necesarias para hacer patente para el alumno el cambio causado por una alteración – en ningún caso se debe cantar con la misma sílaba que la nota original, como se hace frecuentemente en el solfeo tradicional con el Do fijo, una práctica nefasta para la formación del oído musical.