En esta entrada propongo resumir, dentro de mis posibilidades, los conceptos más importantes de la llamada Metodología Gordon, la cual se refiere a la Teoría del aprendizaje musical (Music Learning Theory) de Edwin Gordon. La obra de Gordon es muy extensa y su teoría muy elaborada, por lo cual mi resumen forzosamente dejará fuera muchos detalles, pero espero poder transmitir una idea de lo que es la MLT entrando más en detalle que en mis otras entradas sobre el tema. Esta entrada será larga, pero prefiero incluir todos los principales conceptos en una sola entrada para dar una vista general de lo que es la teoría. La principal fuente de información de esta entrada es el libro de Gordon Learning Sequences in Music, lo que podría considerarse su libro de texto sobre MLT.
Más que una metodología, la MLT es una descripción de cómo aprendemos cuando aprendemos música: cuáles son y en qué consisten las diferentes etapas que se cubren en el camino a la adquisición de la capacidad de pensar y comunicar ideas musicales, no solo “a lo que salga” sino con comprensión de su contenido tonal y rítmico y de la sintaxis musical de nuestra cultura (cultura que según Gordon no sólo ha de incluir la armonía tradicional de los modos mayor y menor y métricas regulares sino el sistema de 7 modos principales y todas las métricas – lo cual sirve como base para entender otros sistemas musicales, sean de otras culturas o la música atonal).
En base a esta teoría Gordon sugiere un orden a seguir en la adquisición de habilidades musicales y una serie de actividades secuenciadas incorporables a la clase de música para ayudar en el desarrollo de estas habilidades; en este sentido no es una metodología per se porque el profesor tiene total libertad de elección de contenidos, de estilos musicales, de enfoque técnico y de formato de clase. Lo que proporciona es, por fin, una base teórica avalada por investigaciones que nos guía en la formulación de nuestro proyecto pedagógico, además de una serie de herramientas didácticas que ayudan a llevarlo a cabo. Según Gordon, su teoría no está pensada para dictar lo que deben hacer los profesores al diseñar un proyecto pedagógico, sino para advertirles sobre lo que no deben hacer y ofrecer sugerencias a considerar en el desempeño de su profesión. Los principales conceptos de esta teoría los presento a continuación, empezando con el más importante, que ya he tratado de manera muy resumida en otra entrada: el concepto de “audiation“.
Audiation
La palabra “audiation” no tiene, de momento, equivalente en castellano. De hecho, tampoco existía en inglés hasta el año 1975, cuando Gordon la creó para referirse al hecho de comprender y realizar música interiormente aunque ésta no esté presente físicamente. Viene a ser el equivalente del pensamiento con respecto al lenguaje. Se podría definir como “cognición musical” o “pensamiento musical”, aunque muchos prefieran sencillamente utilizar la palabra en inglés. Es importante distinguir entre la capacidad de oír música mentalmente (una forma mental de imitación que no requiere comprensión) y audiation, que es el proceso mental de dar sentido a lo que oímos. Como es una capacidad innata y no un concepto importado sino uno que carece de palabra específica, he propuesto crear la palabra equivalente en castellano: audiación (las razones las explico con más detalle aquí).
Gordon considera que el desarrollo de esta capacidad de pensar musicalmente es el primer requisito en la educación musical y que se desarrolla de la misma manera que el lenguaje, donde aprendemos a dar significado a las palabras basándonos en nuestra experiencia y conocimiento (con la particularidad añadida del ritmo, que debe aprenderse a través del movimiento). Aunque la música, al carecer de palabras y gramática, no es exactamente un lenguaje, sí tiene sintaxis, o sea, un ordenamiento de sonidos dentro de un contexto, y al pensar musicalmente comprendemos esta sintaxis y somos capaces de expresar nuestras ideas musicales de acuerdo con ella.
Para Gordon, el equivalente musical de las palabras son los patrones tonales y rítmicos, que son la base de las actividades que propone para desarrollar la capacidad de pensar “en música”. Cuanto mayor sea nuestro vocabulario de patrones y cuanto más aprendamos sobre cómo combinarlos siguiendo la sintaxis musical, mayor será nuestra capacidad, según Gordon de entender y hacernos entender con la música. Más adelante hablaré sobre cómo son los patrones que usa Gordon en las actividades de su secuencia de aprendizaje.
En su teoría, Gordon describe seis niveles de audiación, cada uno necesario para el siguiente. Utiliza el término “stages” o etapas, porque el proceso inicial de desarrollo sigue este orden, aunque nunca dejamos atrás ninguna etapa sino que, al pensar musicalmente, continuamente recurrimos a diferentes niveles de pensamiento según la música que estemos escuchando. Una mejor manera de describirlo sería como grados de audiación. Según nuestra capacidad y formación musical, pero también dependiendo de si la música que estamos escuchando es familiar o no, nuestro pensamiento musical funcionará a distintos niveles, combinándolos y volviendo sobre ellos en nuestro proceso mental para dar sentido a lo que oímos. Para comprender todo lo que una música nos ofrece debemos ser capaces de funcionar al nivel del 6º grado, y este es el objetivo principal de la educación musical según la Teoría del aprendizaje musical.
Etapas en el desarrollo del proceso del pensamiento musical o audiación
- 1ª etapa Retención momentánea. Estrictamente no es audiación porque no implica comprensión, pero sí es un requisito previo: poder retener aunque sea sólo unos segundos una pequeña serie de sonidos y duraciones que acabamos de oír. Es el equivalente de poder mantener unos segundos con los ojos cerrados una imagen que acabamos de ver.
- 2ª etapa Imitar y escuchar interiormente patrones tonales y rítmicos reconociendo un centro tonal y el pulso principal (o macropulso). Primero, imitamos mentalmente (recordamos) lo que acabamos de oír y luego, mediante la audiación lo organizamos según lo que identificamos como los tonos y duraciones esenciales, distinguiendo entre lo familiar y no familiar y estableciendo un sonido como centro tonal y unas duraciones como pulso principal.
- 3ª etapa Establecer el modo y la métrica, sea objetivamente (cuando no hay lugar a dudas entre distintos oyentes) o de manera subjetiva (cuando los oyentes no sienten de igual manera el pulso principal, lo cual les lleva a establecer métricas diferentes; también puede pasar con modos que se parecen cuando faltan algunos de sus tonos esenciales en el fragmento musical). El aptitud musical, el nivel de formación, la herencia cultural y el tipo de influencias musicales de cada uno influirán en la manera de organizar mentalmente lo que oye cada uno. Aunque el proceso es tan rápido que estas tres etapas iniciales parecen ocurrir a la vez, en realidad las dos primeras son necesarias para poder llevar a cabo la tercera.
- 4ª etapa Retener, mediante la audiación, patrones tonales y rítmicos que ya hemos “organizado” mentalmente, mientras continuamos escuchando y modificando sobre la marcha nuestras decisiones sobre modo y métrica y a la vez reconociendo e identificando secuencias, repetición, forma, estilo, timbre, dinámica y otros factores que dan sentido a la música. A todos los niveles, nuestras capacidades tonales y rítmicas determinan en qué medida comprendemos y continuamos aprendiendo del proceso de audiación.
- 5ª etapa Recordar patrones tonales y rítmicos escuchados en otras piezas musicales y organizados mediante la audiación. Cuanta más música hemos escuchado y cuanto más “vocabulario” tengamos de patrones tonales y rítmicos, mejor podemos aprovechar esta etapa, donde seguimos clarificando nuestra organización mental de la música que escuchamos, mediante la comparación con músicas escuchadas anteriormente. Si hemos escuchado poca música o si hemos oído siempre el mismo tipo o estilo y, por lo tanto, tenemos poco vocabulario de patrones, poco aprovecharemos de la 5ª etapa, suponiendo incluso que hemos podido pasar de la 4ª. Cuando escuchamos música familiar el proceso de audiación es sencillo, pero si es música no familiar el proceso es bastante más complejo.
- 6ª etapa Anticipar y predecir patrones tonales y rítmicos. Cuando la música es familiar podemos anticipar los patrones que oiremos. Cuando no es familiar, intentamos predecir cuáles patrones oiremos. Cuanto más acertemos en anticipar o predecir patrones, basándonos en nuestra experiencia y “vocabulario”, mejor entenderemos la música que escuchamos. Cuanto menos acertemos, más difícil será para nosotros comprender la música que oímos; si no acertamos en absoluto nos quedaremos en la primera etapa: retención momentánea y poco más, igual que cuando oímos palabras de un idioma extranjero sin entender nada.
Gordon también describe las etapas previas al desarrollo de la audiación, etapas que engloba en el término “preparatory audiation” o lo que podríamos llamar pre-audiación, comparable a etapa de balbuceo en la adquisición del lenguaje. En una situación donde un recién nacido está expuesto a un entorno relativamente rico en estímulos musicales este periodo corresponde aproximadamente a los primeros tres años de vida. Sin embargo, cuando faltan estímulos musicales, esta etapa de balbuceo tonal y rítmico se puede dar incluso en la edad adulta. Se divide en tres tipos que agrupan siete etapas, como enumero a continuación.
La etapa pre-audiación o Preparatory audiation (“balbuceo” tonal y rítmico)
- Aculturación (de 0 a 2-4 años): participa con poca consciencia del entorno. 1ª etapa: absorción – oye y recoge los sonidos musicales del entorno. 2ª etapa: respuesta aleatoria – se mueve y balbucea en respuesta, pero sin relación a los sonidos musicales del entorno. 3ª etapa: respuesta con propósito – el movimiento y el balbuceo tienen relación intencionada con los sonidos musicales del su entorno.
- Imitación (de 2-4 a 3-5 años): participación consciente enfocada en el entorno. 4ª etapa: abandono de la egocentricidad – consciencia de que sus movimientos y balbuceos no concuerdan con los sonidos del entorno. 5ª etapa: descifrar el código – imita con cierta precisión los sonidos musicales del entorno.
- Asimilación (de 3-5 a 4-6 años): participación consciente enfocada principalmente en sí mismo. 6ª etapa: introspección – reconoce la falta de coordinación entre el canto y la respiración así como entre la interpretación rítmica y el movimiento muscular, incluida la respiración. 7ª etapa: coordinación – coordina el canto y el ritmo con la respiración y el movimiento.
Aunque cualquier persona a cualquier edad puede desarrollar su pensamiento musical, la etapa más idónea para hacerlo es en la primera infancia cuando el cerebro está programado para la adquisición tanto del lenguaje como de la música. Para este fin Gordon y otros han desarrollado herramientas para ayudar a desarrollar al máximo el potencial musical de cada niño desde que nace. La efectividad de sus planteamientos en la educación musical de la primera infancia está llevando la metodología Gordon a ser cada vez más conocida alrededor del mundo. Pero la Teoría del aprendizaje musical no se detiene en la primera infancia, sino que se aplica a todos los niveles de enseñanza siguiendo las secuencias de aprendizaje o learning sequences.
Secuencias de aprendizaje (Learning sequences)
Según Gordon, para lograr un nivel satisfactorio en la música, un alumno debe desarrollar su pensamiento musical al máximo de sus posibilidades, aprendiendo a funcionar en todas las etapas y tipos de audiación (escuchar, recordar, leer, escribir, interpretar e improvisar, entre otros) y además hacerlo siguiendo una secuencia de etapas en su aprendizaje. Basándose en sus investigaciones, Gordon organiza estas secuencias en dos categorias principales: el aprendizaje por discriminación y por inferencia. La asimilación de cualquier concepto musical empieza con el aprendizaje de discriminación pero debe completarse con el de inferencia.
Aprendizaje por discriminación
Este tipo de aprendizaje se refiere al proceso de determinar si dos elementos son iguales o no. Es el primer paso que toma nuestro cerebro al encontrarse con algo nuevo: compararlo con lo conocido y decidir si es igual o diferente. Según Gordon, en el proceso de aprender música hay cinco niveles de aprendizaje por discriminación: auditivo/oral, asociación verbal, síntesis parcial, asociación simbólica y síntesis compuesta.
1. Nivel Auditivo/oral
El nivel más básico de aprendizaje musical por discriminación es auditivo y oral, o sea, se basa exclusivamente en escuchar (lo auditivo) e imitar (lo oral). En esta etapa los alumnos escuchan patrones rítmicos y tonales ejecutados con sílabas neutras (siempre dentro de un contexto tonal o métrico) y los imitan – sea cantando o recitando, moviéndose a la vez – haciendo “eco” del profesor. No se dan explicaciones ni se ponen nombres a lo que están haciendo. Lo que sí se intenta, cuando han escuchado e imitado bastantes patrones, es que puedan decir si un patrón es igual que otro o diferente. Cuando un alumno es capaz de distinguir, por ejemplo, entre la nota de reposo y una que no lo es, entonces con respecto a este concepto está preparado para el siguiente nivel (un alumno puede estar en diferentes niveles con respecto a diferentes conceptos). Gordon propone un orden concreto de introducción de contenido tonal y rítmico, el cual enumera en sus learning sequence activities o actividades de la secuencia de aprendizaje, las cuales explicaré más adelante.
2. Asociación verbal
Cuando el alumno es capaz de pensar y ejecutar los patrones presentados e imitar cómodamente las canciones, el siguiente paso dentro de la categoría de aprendizaje por discriminación (tratando cada concepto por separado y siguiendo el orden de las actividades secuenciadas) es la asociación verbal, donde se da un nombre al concepto que el alumno ha aprendido a distinguir auditivamente e interpretar con la voz. Estos conceptos van desde la nota de reposo, tónica y dominante, mayor y menor, a los nombres de las sílabas que conforman los patrones tonales y rítmicos. A este nivel los alumnos todavía están imitando: no se les exige adivinar los nombres de los conceptos a modo de examen. Al contrario: el profesor ejecuta un patrón y luego lo repite con el alumno – más tarde pide que lo haga solo, pero siempre imitando al profesor.
3. Síntesis parcial
A este nivel los alumnos empiezan a aplicar lo que han aprendido, sintetizando las etapas auditivo/oral y verbal. En cierto sentido comienzan a hacer una transición a la otra categoría de aprendizaje, la de inferencia. En esta etapa aprenden a identificar el modo o la métrica de una serie de patrones tonales y rítmicos familiares ejecutados con sílabas neutras.
4. Asociación simbólica
Esta etapa es similar a la asociación verbal, pero en este caso los alumnos aprenden a reconocer en su forma escrita los patrones que han aprendido a nivel auditivo/oral y verbal. Lejos de exigirles que descifren la notación, sencillamente se les presenta el patrón en forma escrita para que lo vayan aprendiendo a reconocer y a diferenciar de otros patrones, relacionando su aspecto con su sonido. (Evidentemente, además de las actividades con patrones hay un trabajo previo de aprendizaje de la grafía musical, sin recurrir a explicaciones teóricas, similar a lo que es el aprendizaje de las letras del alfabeto.)
5. Síntesis compuesta
Es similar a la síntesis parcial en que los alumnos aplican lo que han aprendido con el fin de reconocer, dentro de un contexto, patrones familiares que en este caso son patrones escritos. También aprenden a escribir patrones familiares a modo de dictado y a reconocer el modo o la métrica de patrones familiares escritos en serie.
Aprendizaje por inferencia
En esta categoría de aprendizaje los alumnos asumen un papel activo en su propia educación musical y aprenden a identificar, crear e improvisar patrones no familiares. Este tipo de aprendizaje es invisible para el profesor porque el alumno no está imitándole, sino “dándole vueltas a la cabeza”, asimilando los conceptos y empezando a sentirse capaz de utilizarlos en situaciones nuevas. Igual que en el aprendizaje por discriminación, Gordon separa esta categoría en etapas que los alumnos siguen en el proceso de su aprendizaje musical: generalización, creatividad/improvisación y comprensión teórica. Cada etapa tiene las sub-etapas de auditivo/oral, verbal y simbólico.
1. Generalización
La generalización es el elemento más básico del aprendizaje por inferencia. Se puede pasar temporalmente a este nivel desde cualquier nivel de aprendizaje por discriminación, desde el auditivo/oral hasta el simbólico (lectura/escritura). Al nivel auditivo/oral los alumnos distinguen si dos patrones ejecutados con sílabas neutras son iguales o diferentes. A nivel verbal los alumnos escuchan patrones familiares o no, ejecutados con sílabas neutras, y deciden si tienen la misma función, o los repiten con las sílabas correspondientes. Al nivel simbólico, leen series de patrones familiares y no familiares distinguiendo la función, la tonalidad o la métrica. Es el proceso mental de aplicar en situaciones nuevas las reglas aprendidas.
2. Creatividad/improvisación
Este nivel de aprendizaje por inferencia, aunque sea un nivel más alto de la secuencia, también puede realizarse tanto al nivel auditivo/oral como verbal o simbólico mediante el proceso llamado por Gordon “hacer puente” temporalmente hacia otro nivel de aprendizaje, en este caso el nivel de creatividad/improvisación. Gordon diferencia entre los dos, la creatividad siendo interpretar patrones libremente dentro de un contexto tonal o métrico, y la improvisación siendo interpretar patrones dentro de un contexto siguiendo una pauta de contenido (utilizar ciertas funciones rítmicas o tonales). Al nivel auditivo/oral, el profesor puede presentar patrones, familiares o no, y los alumnos responden con patrones propios usando sílabas neutras, sea libremente (creatividad) o siguiendo la pauta dictada por el profesor (improvisación). Al nivel de asociación verbal, estos patrones se harían con sílabas tonales o rítmicas. Al nivel simbólico los alumnos podrían escribir sus propias respuestas a patrones tonales y rítmicos (creatividad) o interpretar patrones siguiendo un cifrado de acordes (improvisación). Para más información sobre este aspecto de la educación musical según MLT, ver esta entrada.
3. Comprensión teórica
El último nivel de aprendizaje por inferencia es la comprensión teórica, donde los alumnos ganan más conocimiento sobre los conceptos que han ido aprendiendo. Los conceptos teóricos sólo se introducen cuando aparece la necesidad de ellos o cuando sirven de ayuda a la comprensión y cuando el alumno tenga el grado de madurez intelectual apropiado. Sin embargo, no se debe nunca intentar la comprensión teórica antes de llegar a cierto nivel de audiación, por el peligro que existe de que el desarrollo del pensamiento musical se detenga.
Para Gordon no hay que tener prisa en alcanzar este nivel: estudios han demostrado que el pensamiento abstracto no se consolida normalmente hasta por lo menos los 10 años o incluso a los 11 o 12. La comprensión teórica se da cuando aprendemos no solo a saber lo que estamos haciendo sino a poder hablar sobre ello y analizarlo. Si el profesor está atento al alumno, se dará cuenta cuándo es el momento para introducir un concepto teórico – con frecuencia el mismo alumno mostrará su interés por un concepto mediante preguntas.
Estas son las ideas principales que conforman la Teoría de aprendizaje musical con las secuencias de aprendizaje descritas por Gordon. Las técnicas necesarias para poder aplicar la teoría en la práctica siguiendo las secuencias están descritas en sus “learning sequence activities” o actividades de la secuencia de aprendizaje. Estas actividades siguen, a su vez, una secuencia de contenidos tonales y rítmicos, trabajando siempre separadamente estos dos aspectos. A continuación describo los aspectos comunes de las actividades; los contenidos tonales y rítmicos se describen por separado en mis otras entradas sobre las sílabas tonales y rítmicas.
Actividades de las secuencias de aprendizaje
Las actividades de las secuencias de aprendizaje se dividen en dos tipos: las de contenido tonal y las de contenido rítmico. Siempre se trabajan por separado, nunca combinando contenido rítmico y tonal, para evitar cualquier tipo de confusión y siguiendo la premisa de que, aunque seamos capaces de hacer varias cosas simultáneamente (combinar ritmo y melodía, por ejemplo), solo podemos aprender una cosa a la vez. Al combinar las distintas etapas de la secuencia de aprendizaje con los diferentes niveles de contenido tonal y rítmico, se puede proceder de dos maneras: paso a paso o, en ocasiones, como se mencionó antes, “haciendo puente” temporalmente hacía otros niveles más altos de aprendizaje a modo de estímulo, para luego volver, o saltando hacia atrás en cualquier momento para reforzar conceptos. Sin embargo, nunca se debe saltar totalmente un nivel: cada uno es necesario para el correcto desarrollo del pensamiento musical. Las necesidades de los alumnos más aventajados se atienden, no eliminando etapas sino incrementando la dificultad del contenido del nivel que se está trabajando (por esta razón Gordon, en sus libros Tonal Register y Rhythm Register de la serie Jump Right In: The Music Curriculum ha clasificado los patrones tonales y rítmicos en tres niveles de dificultad: fácil, mediana y difícil).
Otra cosa a recalcar es que se pueden trabajar simultáneamente distintos contenidos a diferentes niveles de aprendizaje. Por ejemplo, los alumnos pueden estar en asociación verbal con patrones de tónica y dominante en mayor y, al mismo tiempo, estar a nivel auditivo/oral con los patrones de subdominante. También es importante entender que, aunque se trabaja el contenido tonal y rítmico de manera separada y con un contenido muy concreto, en las demás actividades de la clase (cantar, tocar, bailar) están presentes todos los contenidos (distintos modos, métricas, funciones tonales y rítmicas, etc.). De hecho, cuanta más variedad de contenidos, mejor: no hay que limitar las otras actividades de la clase al contenido que se está trabajando en las actividades de la secuencia de aprendizaje.
Sobre todo hay que recordar que las actividades de la secuencia de aprendizaje solo deben ocupar, como máximo, unos 10 minutos de la clase. El resto de la clase se dedica a las actividades que el profesor considere necesarias. Por eso la MLT no se considera realmente una metodología (al dejar total libertad del profesor a organizar su clase como mejor le parezca) sino una orientación para fijar objetivos referentes a qué habilidades musicales queremos que adquieran los alumnos, y una serie de herramientas para conseguirlo. Según Gordon, sean las que sean las técnicas o los materiales que se utilicen, el objetivo debe ser siempre enseñar música, no acerca de la música (o sea, la teoría): el pensamiento musical, o audiación, debe tener prioridad sobre el pensamiento acerca de la música.
¿Cuáles son, entonces las actividades de la secuencia de aprendizaje? Básicamente se trata de enseñar a los alumnos un vocabulario de patrones tonales y rítmicos mediante la imitación, para luego ayudarles a utilizar esos patrones de manera creativa en actividades de improvisación, recordando que este trabajo empieza solo cuando los alumnos hayan pasado por las etapas de pre-audiación descritas más arriba, y se apoya siempre en actividades de movimiento como las que sugiere Gordon y que describo en mi entrada sobre el tema (aunque los alumnos ya hayan pasado la etapa de pre-audiación, siempre es provechoso incluir actividades de movimiento: de hecho, las actividades de ritmo siempre se hacen moviéndose, y en según qué circunstancias las de contenido tonal también pueden incluir movimiento).
¿De qué patrones se trata? Los patrones tonales consisten en pequeños grupos de 2 a 5 notas (normalmente 2 o 3) pertenecientes a una sola función tonal (tónica, dominante, etc.) y a un modo (mayor, menor, dórico, etc.), y se ejecutan siempre sin ritmo. Los patrones rítmicos consisten en pequeños motivos rítmicos de 2 o 4 macropulsos en una métrica en concreto y que contienen distintas funciones rítmicas según el concepto que se esté trabajando – macro-micro pulso, divisiones, alargamientos, etc. Se ejecutan siempre sin melodía, recitando y moviéndose con el pulso primero y posteriormente, si el profesor lo desea, con instrumentos de percusión o tocando sobre una sola nota (para más información sobre los patrones rítmicos, ver esta entrada).
El procedimiento para enseñar patrones tiene tres modos diferentes que Gordon llama 1. modo de instrucción (teaching mode), 2. modo de evaluación (evaluation mode) y 3. modo de grupo. En el modo de instrucción el profesor canta o recita el patrón y luego lo ejecuta a dúo con el alumno. Cuando el alumno es capaz de imitar correctamente el patrón, el profesor, en el modo de evaluación, le pide que imite el patrón solo. De esta manera el profesor puede controlar el progreso de cada alumno y proponerle patrones más difíciles o más fáciles según el caso. En el modo de grupo todos los alumnos responden juntos al profesor, quien en este caso no busca ningún resultado en particular (esto se hace individualmente) sino que va intercalando este modo con los otros dos a modo de refuerzo, para relajar el ambiente, para introducir patrones nuevos o sencillamente para mantener la atención de todos los alumnos (ya que el profesor no deja entrever cuál alumno seleccionará para imitar a dúo o solo). Este sistema de tres modos de presentación de los patrones hace que sea totalmente factible enseñar a un grupo heterogéneo y aún así atender a las necesidades de cada alumno. Por ejemplo, sin insistir en que un patrón difícil lo imite correctamente todo el grupo, el profesor lo puede proponer luego individualmente a un alumno más aventajado, o ejecutar en grupo algún patrón más fácil para que un alumno con más dificultades no se sienta diferenciado del resto al hacerlo individualmente.
Al nivel de aprendizaje por inferencia las actividades se centran mucho en la creatividad e improvisación, que es cuando los alumnos ponen en práctica su vocabulario adquirido – aprenden a “hablar” musicalmente. Gordon considera la creatividad como la interpretación libre dentro de un contexto tonal o rítmico, y la improvisación como la interpretación siguiendo pautas de contenido (funciones tonales o rítmicas). Puede ser solo con patrones individuales – cuando el profesor ejecuta un patrón y el alumno responde con otro de su libre elección (creatividad) o con un patrón del tipo que especifica el profesor (improvisación). A un nivel más alto, puede ser con series de patrones – cuando el alumno responde libremente dentro de una métrica o un modo convenido (creatividad) o siguiendo una pauta: una progresión de acordes convenida o usando un contenido rítmico en concreto (improvisación). En todos los casos el primer paso es interpretar con la voz; luego las mismas actividades pueden realizarse con el instrumento.
Hay técnicas específicas para patrones tonales y otros para los rítmicos. Para los tonales el profesor debe hacer una breve pausa antes de indicar que los alumnos respondan, haciendo un gesto para que respiren antes de responder. Esto obliga a usar el pensamiento musical en lugar de imitar automáticamente. En cambio, en los patrones rítmicos no hay pausa entre el patrón del profesor y la respuesta del alumno, para que haya continuidad en el pulso.
Para una descripción de las actividades concretas de contenido tonal y rítmico de la secuencia de aprendizaje, os invito a leer las entradas ¿Cómo se usan las sílabas tonales? y ¿Cómo se utilizan las sílabas rítmicas? dedicadas específicamente sus procedimientos específicos y a su secuencia de contenidos.
Estos son, básicamente, las ideas principales de la Teoría del aprendizaje musical y su modo de aplicación en la enseñanza musical. Para una mayor comprensión tanto de los conceptos como de las actividades es muy recomendable asistir a cursos y talleres sobre la Metodología Gordon para ver cómo se aplica en la práctica. El Instituto Gordon de Educación Musical de España (IGEME) es muy activo ofreciendo cursos tanto en España como en algunos países latinamericanos. Para los que tengan la posibilidad de viajar a Estados Unidos, el GIML (Gordon Institute for Music Learning) ofrece gran cantidad de talleres y cursos de certificación. Para libros de Gordon y otros sobre MLT en inglés se puede consultar la editorial GIA Publications (muchos también están disponibles en Amazón y otras tiendas online). En castellano el IGEME ofrece, de momento, dos libros centrados en la educación musical temprana pero que también contienen explicaciones sobre la teoría de Gordon.
Si al leer este resumen os queda alguna pregunta o necesitáis aclarar algún concepto, no dudéis en escribir un comentario (en el ordenador, clicando en el globito que hay al lado del título de la entrada; en el móvil, pulsar “comentar”). También podéis contactar conmigo directamente a kraymond@oidomusical.com; estaré encantada de responder.